martes, 24 de febrero de 2015

PREVENCIÓN



La mejor manera de prevenir la anemia es mejorando las prácticas de alimentación, incluyendo en la dieta alimentos ricos en hierro de origen animal como el pescado, hígado, sangrecita, bazo y carnes rojas, así como menestras en combinación con alimentos que contengan vitamina C.


Ø  Dieta para la prevención
        Para tratar a tiempo las deficiencias nutricionales en los seres humanos, es imprescindible una dieta adecuada para asegurar las reservas necesarias de nutrientes antes de que aparezcan problemas de absorción. Asimismo, las revisiones médicas periódicas deberían incluir una analítica completa de niveles de proteínas; de minerales como el hierro, el potasio, el fósforo y el calcio; y de vitaminas como el ácido fólico y la vitamina B12. Un análisis de sangre rutinario y el tratamiento nutricional oportuno podrían mejorar el estado mental deteriorado de muchos ancianos. De hecho, se ha constatado que muchos de los trastornos mentales considerados incurables por deberse a la edad y al envejecimiento (falta de fluidez verbal, de coordinación y de memorización), son en realidad malestares pasajeros si se tratan a tiempo con los nutrientes adecuados.


        El hígado almacena vitamina B12, por lo que la anemia perniciosa no se desarrolla hasta que no hayan transcurrido de 2 a 4 años desde que el organismo dejó de absorberla. Un aporte dietético adecuado de vitamina B12 funcionaría, por tanto, como tratamiento preventivo y terapéutico de la anemia perniciosa, mediante la creación de reservas de dicha vitamina cuando el organismo es aún capaz de absorberla. Sin embargo, una vez que la persona anciana ha sido diagnosticada de anemia perniciosa, el tratamiento nutricional consiste en la administración de inyecciones de vitamina B12, debido a que la mayoría de las personas que padecen esta deficiencia no pueden absorber la vitamina B12 tomada por la boca.

        Para prevenir situaciones de riesgo, se debe reforzar con dieta el aporte de vitamina B12 incluyendo a diario alimentos de origen animal. Son estos los únicos que contienen cobalamina de forma natural, la forma activa de esta vitamina.

Una ración de morcilla, que lleva sangre, o de hígado de calidad (alternándolos una vez al mes), resuelve el aporte dietético de vitamina B12 y de otros nutrientes cuya deficiencia también provoca anemia, como el ácido fólico y el hierro. Las carnes en general (las rojas en particular), los pescados y mariscos, los huevos y los lácteos también contienen cobalamina.

        Se  podría prevenir episodios repetidos de ciertos tipos de anemia, especialmente los que se deben a carencia de hierro o de vitaminas. Los cambios en la alimentación o los suplementos pueden evitar que estos tipos de anemia vuelvan a presentarse.


        El tratamiento de la causa puede prevenir la anemia (o evitar que se repita). Por ejemplo, si una medicina le está causando anemia, el médico puede recetarle otro tipo de medicina. Para evitar que la anemia empeore, cuéntele al médico acerca de todos sus signos y síntomas. Pregúntele qué pruebas tiene que hacerse y cumpla el plan de tratamiento.

        Usted no puede prevenir algunos tipos de anemias hereditarias, como la anemia de células falciformes. Si tiene una anemia hereditaria, consulte con su médico sobre el tratamiento y la atención continua que necesita.

 

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